Muchas personas previsoras invierten en un plan de pensiones.

Los planes de pensiones, sin embargo, están dejando de disfrutar de las ventajas fiscales que los caracterizaban hasta ahora en el momento de la aportación, y además tributan enormemente en el momento del rescate.

En 2021 han entrado en vigor nuevos cambios fiscales para los planes de pensiones que incorporan un recorte en la deducción del IRPF.

Si hasta ahora la aportación máxima anual para desgravar era de 8000€, a partir de ahora bajará a 2.000€. Esto significa una reducción del atractivo fiscal para la desgravación a partir del 2021 y, en consecuencia, una bajada del ahorro.

En esta tesitura, nos preguntamos si merece la pena seguir invirtiendo o si existen alternativas. Y es que planear la jubilación no empieza y acaba con los planes de pensiones.

Una alternativa a los planes de pensiones es el plan de jubilación. Puede parecer lo mismo, pero en realidad tienen diferentes características y maneras de funcionar.

El plan de jubilación o PIAS (Plan Individual de Ahorro Sistemático) es una solución de ahorro a largo plazo. Están pensados para hacer aportaciones periódicas (normalmente mensuales) y ofrecen la posibilidad de rescatar el dinero en cualquier momento.

Son muy interesantes desde el punto de vista fiscal, ya que en el momento del rescate tributa como rendimiento del capital mobiliario y no tributa el capital aportado.

Si, por ejemplo, se retira de una sola vez el PIAS, solo se pagarán los impuestos de los beneficios obtenidos y no toda la hucha, como pasa con los planes de pensiones.

Los impuestos a pagar como capital mobiliario van entre el 19% y el 23%, mientras que en el caso de los planes de pensiones pueden ir entre el 24% y el 56%.

Hay que tener en cuenta que la duración del PIAS debe ser como mínimos de 5 años, debe ser la misma persona asegurada y el beneficiario del seguro el que hace las aportaciones, las cantidades aportadas no deben superar los 8.000 euros al año y el total aportado no podrá superar los 240.000 euros.

Pongamos un ejemplo: imaginemos que el capital inicial que aportamos para la jubilación es de 50.000 euros y en el momento del rescate hemos logrado un beneficio de 100.000 euros.

En el caso de tener un plan de pensiones, en el momento de rescatar los 150.000 euros tributaremos por el importe acumulado que, dependiendo de la comunidad autónoma donde vivamos, pagaremos alrededor del 45%. Así que el total a pagar en impuestos sería de 67.500 euros. Nos quedarían 82.500 euros para la jubilación.

En el caso tener un plan de jubilación, en el momento de rescatar los 150.000 euros, sólo pagaremos por el beneficio obtenido, es decir, por los 100.000 euros y no por el acumulado. Lo que supondría un total de 21.880 euros de impuestos. En este caso nos quedarían 128.120 euros para la jubilación.

Antes de decidir en qué producto invertir es interesante consultar con un asesor financiero. El asesor financiero informa sobre las distintas opciones y aconseja cuál de ellas es más beneficiosa según las características y objetivos de cada persona o familia.

Si usted está interesado en que un asesor financiero le ayude a planificar su jubilación introduzca sus datos Aquí y nos pondremos en contacto con usted para asesorarle sin compromiso.